mientras hago la tarea del curso de edición y corrección de textos...
mientras escribo oraciones con las diferentes acepciones de "ofrecer" y *participar* y ·hoja· (Curiosamente, la hoja de su cuchillo estaba desafilada. Era raro que el cazador fuera tan descuidado con sus armas.)...
mientras me concentro en la normativa y gramática española...
... canto algo así como:
I'm back I'm back in the saddle again I'm back I'm back in the saddle again
Ridin' into town alone By the light of the moon I'm looking for ol Sukie Jones She crazy horse saloon Barkeep gimme a drink That's when she caught my eye She turned to give me a wink That make a grown man cry
Leandro Bentivé, if you happen to be googleando tu nombre y llegás a este blog o a este post en particular, mandame un mail que estoy intentando rastrearte (cefoo@hotmail.com)... Soy yo, Boloquita...
¿Qué hubieras pensado si en pleno apogeo de tu amor por Keanu Reeves en 4to año de la secundaria, yo me hubiera materializado celestialmente en tus pensamientos y hubiera augurado que el peludo gordito de la última fila a la derecha, ese que se compartía sus mañanas con la pared y que tenía amigos imaginarios con los que mantenía largas conversaciones en silencio se iba a transformar en un cineasta increíble? "Pamplinas, Groupie!" Eso mismo le podría haber pasado a al menos una persona en el cursito "Nos vamo' a Barilo'" de Kevin Smith, por aquel pueblito polvoriento en un estado árido de Estados Unidos, cuando el muchacho era el púber con problemas de acné en cuestión. Y ahora que me veo boquiabierta imitando a aquel famoso personaje de Jim Carrey cuando veo las maravillas que se barajan en el monitor de mi computadora y que este genio dió a conocer como Dogma, se me abre un abanico de preguntas acerca de la realidad que rodeó a este ser durante sus años "dulces"... ¿Importa eso ahora? No Lo único que interesa es que ese gordito de ojos grandes me inspira grandeza y me hace volver a mi antigua fijación por segmentos particulares de one-buck-movies (porque, si lo pensamos con ganas, Matt Damon, Ben Affleck y Jason Lee no cobran millones de dólares por participar en películas que tengan el sello del peludo de gorra blanca; su actuación está articulada por una vieja amistad, quizás no tan estrecha como la que lo une a Jay, pero más o menos) Así que levanten sus copas, amigos. Brindemos por aquellos de los que no esperábamos demasiado en otra época... Y aprendamos algo:
Dentro de cada uno de nosotros convive una genial Dogma, un average Mallrats y un "soy un perdedor so why don't you kill me" Beck.